martes, 7 de abril de 2009

Navegaron en sentido opuesto

Por: Rafael Sotolongo
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Escrito para la sección:
"Llegaron las Vacaciones"
de la revista El Sagüero .

He visto que les ha gustado algunas de mis vivencias personales en nuestra agradable y bien recordada Playa de Uvero pues la redacción de la revista "El Sagüero" me ha mostrado los diferentes mensajes de aceptación que ustedes han enviado a esta sección: “Llegaron las vacaciones”; por lo que me veo en la obligación de contarles otros eventos vividos en la experiencia propia, que aunque no sean de alta trascendencia sí aportan el grano de arena a la historia local de la playa.

Sucedió en 1977, durante un ardiente día de verano en el que compartía con mi amigo Manolito Escalar un rato de asueto sentado en el muelle público de esta playa donde le dábamos colirio a nuestra vista con las hermosas sagüeras que ante nuestro palco desfilaban como sirenas. Por otro lado nos reíamos y asombrábamos a la vez con las peripecias de Pichichi, un natural de la playa, que criado en este ambiente marino era un verdadero hombre anfibio y no cesaba en ningún momento de tratar de impresionar a las sagüeritas con sus acrobacias acuáticas; en esta ocasión corría por el fondo marino como si lo hiciera en la misma tierra en carrera de cien metros planos, era inconcebible cómo este muchacho lograba vencer las leyes de gravedad y flotación para mantenerse vertical sin ningún plomo o peso en los piés. De verdad que Pichichi es digno de otro capítulo.
Transcurría la tarde en estos entretenimientos visuales cuando de pronto divisamos a lo lejos un bote algo mayor que los usuales en Uvero que se acercaba con rumbo nuestro a velocidad suficiente como para verlo crecer por segundos. No habían pasado ni tres minutos de nuestro descubrimiento cuando ya notábamos perfectamente que era un barco de más de 50 piés de eslora y que en su interior estaba repleto a más no dar de personas.

Le dije a Manolito- “Oye mi socio, me parece que es una excursión de Villalegre pues todos son niches”-A lo que mi amigo asintió respaldando mi reflexión.
“Pero no conozco ni a uno solo”- le expresé-“Yo tengo bastante amigos y alumnos negros, tú sabes que a mi no hay quien me haga un cuento de los sagüeros; esta gente no es de Sagua, quizás sea un paseo desde otro pueblo, a lo mejor Caratas, o es el barco que va a Esquivel que tuvo que desviarse”. Manolito me respondió que le parecía que uno de ellos era “BateBate”, por lo que Sí eran sagüeros…

Pero mientras duraban estas suposiciones llegó por fín al muelle público de Uvero la gran barcaza y todos los bañistas se apartaban para darle paso y miraban asombrados a los conquistadores que gritaban en tono triunfal y al unísono: “!Yes Miami… Miami… Miami…Yes !, “Miami Beach”-dijo uno de ellos-. Por el muelle llegaron de pronto algunos guardafronteras del punto, vestidos de verde-olivo y con sus AK-M en mano para gritarles a los alegres y entusiastas marinos: ”! Cuba… Cuba..! ¡ Viva Fidel!.., están en Cuba idiotas, salgan todos con las manos en alto..”

Los pobres hombres no sabían que hacer, de pronto la pachanga de alegría y entusiasmo llegó a su fín, los rostros eran otros, la escena pasaba del carnaval al velorio. “No…No…No, Cuba no”- imploraban los pobres Haitianos señalando hacia el horizonte…

Y allí comieron aquella noche chícharo y harina cortesía del gobierno de Sagua La Grande, y después de un leve reposo ya estaban viajando de nuevo con rumbo norte hacia tierra prometida.

Todos mirábamos con envidia a aquellos negritos dichosos que horas atrás eran unos desorientados pero que ahora sí navegaban con el buen derrotero dictado por los guardias del punto.

Nos enteramos después que en la entrevista le preguntaron si querían quedarse en Uvero, a lo que todos respondieron al unísono:

“NOOO, NOOO… GRACIAS…”


¡Habían practicado estas palabras en Español!...

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Mas detalles, fotos e historias en el Website de Uvero:

http://uvero.tripod.com/

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